De la introducción:
El estudio viene acotado… por el periodo a que nos hemos ceñido, los asientos portugueses, y por el ámbito geográfico a que iban destinados, Hispanoamérica; y delimitado por nuestra propia capacidad y los problemas que la documentación presenta.
Ha sido concebido de forma horizontal. En lugar de seguir un orden cronológico se ha optado por una línea temática. Está dividido en dos partes diferentes: Los asientos y el tráfico. En la primera – que consta de tres capítulos – se trata de plasmar toda la evolución histórica de los primeros así como de hacer un estudio de la administración en todas sus facetas y su posible trascendencia económica. Además creímos interesante examinar la personalidad de cada asentista, única forma de poder determinar su posición social y hacer una comparación con otros hombres que, a distintos niveles sociales y culturales, se ocupan, en definitiva, del transporte y venta de los esclavos. Nuestra atención ha estado especialmente en Cartagena, Veracruz y Buenos Aires por ser los puntos clave del comercio negrero y, por tanto, lugares idóneos para aglutinar individuos arquetipos ocupados en el.
En la segunda – que esta distribuida en cuatro capítulos – intentamos estudiar las consecuencias prácticas de la nueva formula empleada para la trata: medios de transporte, frecuencia y rutas de navegación, numero de esclavos importados – para lo cual fue necesario hacer un estudio previo del volumen del contrabando – y por último el panorama y distribución de estos esclavos en el continente americano.
Creemos que con ello queda claramente definido medio siglo de tráfico esclavista con Hispanoamérica. A lo largo de todo el trabajo se acentúan sus notas peculiares y se intenta hacer un estudio comparativo con las épocas anterior y posterior y, por supuesto, llevar a la evidencia que la trata en este medio siglo es algo muy diferente a lo que seria mas tarde, cuando deja de ser patrimonio de la Corona española y se convierte en un vehículo de contrabando sin limites y sin fronteras. Si lo hemos conseguido o no el lector, desde luego, juzgara con más ecuanimidad que el autor.
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