La obra intelectual y política de Manuel Sanguily[1] fue una digna expresión de la continuidad de la trayectoria humanista del pensamiento cubano y latinoamericano decimonónico[2] al nutrirse de sus fuentes ilustradas de primera mano. Se formó en un ambiente cultural e ideológico muy progresista como el del Colegio El Salvador, por lo que es apreciable en su ideario una amplia y moderna perspectiva antropológica, en la que se combinan la indirecta huella de Félix Varela, a través del directo magisterio de José de la Luz y Caballero, a quien le sirvió como amanuense. Cultivó una sostenida amistad también con su maestro Enrique Piñeyro y con Enrique José Varona, a quien profundamente admiró.
En toda su obra se aprecia una profundidad de análisis en la que aflora con frecuencia el escarpelo filosófico, por el sistemático estudio que realizó de los clásicos de la filosofía universal, hecho que se revela, además de su sostenida labor política y jurídica, en su prolífica obra como profesor, ensayista, conferencista y crítico literario. Según Max Henríquez Ureña: “La crítica de Sanguily era, las más de las veces, crítica de ideas. Al enjuiciar una obra gustaba de penetrar en lo hondo del pensamiento del autor y apreciar cual era su posición frente a los grandes problemas de la naturaleza y el destino”[3].
Al lector (extracto)
Corresponde el turno, en esta labor mía de publicar por cuenta propia las Obras de Manuel Sanguily, iniciada y proseguida por imperativos del deber y a impulsos de la veneración y el entusiasmo, a los escritores políticos. Me doy cuenta de la responsabilidad que contraigo ante la crítica histórica, en la dura mas sin embargo gratísima tarea de presentar en cada libro facetas diversas de quien, en vida larga y luminosa, estuvo, sin tregua ni tibiezas, al servicio de grandes y dignificadoras ideas, que resumían, en toda su mas noble amplitud, la igualdad y la liberación humanas; cuya ejecutoria, por saludable ejemplaridad y previsión sorprendente, ha tenido legitimo ascendiente y con fuerza incontrastable seguirá ejerciendo positivo influjo en el espíritu cubano.
La producción política de Manuel Sanguily fue realmente extensa y singularmente fecunda. Desde las aulas, por siempre bendecidas, del Colegio El Salvador, en las que la conciencia cubana recibió enseñanza debida para el bien y el sacrificio, que es el momento inicial de su actuación publica, como también su elocuencia, hasta las lucidas, cavilosas postrimerías de su vida, no tuvo reposo, en su aspirar patriótico, en su sufrir por Cuba, aquel espíritu sincero e indómito, sirviéndola ya con la espada, ora en lqa tribuna y en todo tiempo con la pluma…
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